Pichas de fraile

La capacidad del ser humano para designar y estructurar la realidad, esto es, vincular una forma lingüística con un significado concreto, ha dado lugar a numerosas teorías y especulaciones. Las primeras reflexiones al respecto se localizan en la Grecia clásica; concretamente, en el Crátilo (IV a.C.) de Platón, donde se plantea una dicotomía esencial en el estudio del lenguaje: naturalidad –las palabras son realmente la esencia del objeto que nombran– frente a convencionalidad –las palabras son producto de un acuerdo tácito entre los miembros de una comunidad de hablantes–. Este debate perdura en el tiempo –por ejemplo, en la Baja Edad Media, las teorías nominalistas (convencionalistas) de Santo Tomás de Aquino o Guillermo de Occam, y las realistas (naturalistas) de San Agustín o Juan Duns Scoto– y llega hasta el siglo XX, momento en el que se produce un cambio en el paradigma lingüístico debido a la aparición de las teorías estructuralistas desarrolladas por Ferdinand de Saussure. 

Este lingüista consideraba que la relación que se establece entre una palabra y la realidad que designa no está motivada por factores humanos, sino que es arbitraria. De esta forma, consigue explicar, por un lado, los cambios que experimentan las lenguas con el paso del tiempo (lactuca > lechuga) y, por otro lado, las diferencias que existen entre las lenguas (esp. lechuga; ingl. letucce; fr. laitue; etc.).

Sin embargo, si nos detenemos un momento a pensar, a buen seguro encontraremos ejemplos en los que se percibe la influencia de factores extralingüísticos, tanto ideológicos como culturales cultural. Este es el caso de expresiones como está que explota, es un borrego, estaba hecho un Adán o la que motiva este texto: picha de fraile.

El pinsapo (Abies Pinsapo) es una conífera de la familia de los pinos (Pinaceae) cuya distribución en Europa se restringe al sur de España, principalmente a Málaga y Cádiz; y la picha de fraile es el nombre coloquial que emplean en algunas de estas zonas para designar la flor femenina de este.  


Imagen: pinsapo (Sierra de las Nieves) y flor femenina del pinsapo (picha de fraile) (Boissier). Fuente Wikipedia

 

Es evidente que el sentido recto de esta forma léxica –[picha = miembro viril] de [fraile = un religioso de ciertas órdenes, ligado por votos solemnes]– dista enormemente del que le atribuyen algunos hablantes de las zonas en las que vive este árbol.

Entonces, si la teoría lingüística afirma que la relación entre la lengua y la realidad no está motivada y la asociación entre una forma léxica y su significado es arbitraria, ¿por qué existen casos en los que se aprecia una motivación en su forma y uso?

Para arrojar luz sobre este asunto, podemos acudir a la lingüística cognitiva. Esta disciplina analiza las formas lingüísticas relacionándolas con los procesos cognitivos, a partir de lo cual ha demostrado que los hablantes utilizamos la lengua para estructurar la realidad y, para ello, nos valemos de procesos mentales que se acaban trasladando al lenguaje. En este sentido, las metáforas –“traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita” (Diccionario de la lengua española, 2021 [2014])– son recursos que los hablantes empleamos habitualmente. 

Teniendo en cuenta esto, en la unidad léxica picha de fraile, se pueden identificar, al menos, dos metáforas conceptuales subyacentes que emanan de la forma que un grupo social y cultural tiene de concebir un aspecto de la realidad que le rodea.

La primera de estas metáforas –picha– es quizá la más evidente y en ella, se establece una relación entra la forma cilíndrica y erecta de estos frutos y el miembro viril. Sin embargo, la segunda metáfora –de fraile– no es tan clara. En este sentido, cabría plantearse que la atribución a este colectivo se debe a la semejanza que existe entre el color de las piñas y el de los hábitos que visten algunas órdenes religiosas, lo cual puede ser un punto de partida adecuado para entender mejor esta asociación. Como se ha apuntado más arriba, el pinsapo se extiende por unas pocas zonas del sur peninsular y una de ellas es la Sierra de las Nieves, en Málaga. En esta localización, se sitúa el Convento de Nuestra Señora de las Nieves, construido a finales del siglo XV y principios del XVI, y cuya custodia fue encargada a la orden de los Carmelitas Descalzos. Según la información que consta en la web Portal Carmelitano, el color sus hábitos ha sido tradicionalmente el marrón; de hecho, en Cuba se emplea la palabra carmelita para referirse a varias tonalidades del color marrón. Por tanto, cabría pensar que la metáfora subyacente se crea a partir de una comparación tácita entre el color de las vestiduras de esta orden y el de las piñas.

En resumen, las lenguas son sistemas autónomos que nos permiten estructurar la realidad y verbalizar el pensamiento, lo cual conlleva que, en ocasiones, los rasgos culturales e idiosincrásicos de un grupo social influyan y determinen la forma lingüística que designa algunos significados y conceptos.


Jesús Camacho Niño

jcnino@ujaen.es

Universidad de Jaén. Departamento de Filología Española. Área de Lengua Española